sábado, 10 de febrero de 2018
CAPITULO 84
Paula despertó con la espalda dolorida por haber dormido en un colchón demasiado viejo para su delicada persona. Desentumeció su cuerpo estirándose como hacía habitualmente hasta que se dio cuenta de que estaba desnuda y de que ésa, definitivamente, no era su cama.
Desesperadamente, intentó recordar la confusa noche anterior, que apenas lograba evocar en su mente, pero, cuando vio la pícara sonrisa de Pedro, cuyos ojos llenos de deseo la observaban expectantes desde detrás de una humeante taza de café, rememoró todo lo ocurrido.
Su rostro se ruborizó al repasar su atrevido comportamiento y cómo había alentado a Pedro con su cuerpo y cómo le había reprochado alguna de las dudas que su ex había introducido en su cabeza. Paula se excitó al recordar de qué manera había eliminado Pedro todas las incertidumbres de su mente y alejando con su pasión cualquier otra pregunta que quisiera hacer su confuso y aturullado cerebro.
Definitivamente, cuando estaba junto a ese hombre, era como arcilla en sus manos. Pero ella se deshacía con agrado entre los dedos de ese gran embaucador que era Pedro Alfonso.
—¿Tienes alguna duda más que quieras discutir conmigo? —preguntó maliciosamente Pedro, a la espera de su respuesta.
Y bajo la mirada de esos cálidos ojos azules que, una vez más, no hacían otra cosa que derretir su cuerpo lleno de deseo ante la expectación de lo que él podía ofrecerle de nuevo, Paula dejó caer la sábana que ocultaba su desnudez y contestó a su atrevida pregunta con una grata invitación.
—Ninguna —contestó Paula, aclarando lo que más deseaba en esos momentos.
Pedro no pudo ignorar la invitación de la mujer que amaba y, dejando olvidada la taza de café sobre la barra de la cocina, avanzó hacia Paula decidido a dejarle claro una vez más que ella sólo le pertenecía a él, por muchos hombres de su pasado que intentaran reclamarla. Su corazón ya había decidido a quién rendirse, aunque ella todavía tuviera miedo de admitir esa verdad que poco a poco se le revelaba.
—Hoy, definitivamente, llegaremos tarde al trabajo —anunció Pedro, acallando las posibles protestas de Paula con un ardoroso beso que los hizo hundirse de nuevo en la arrolladora pasión que había inundado sus cuerpos la noche anterior.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario